Alguien dijo que somos viajeros en el tiempo, aunque este es solo un viaje solo de ida. Algunos parece que quieren ir hacia atrás, ya que siempre hay algo que queremos cambiar: una mala siembra, una decisión equivocada, heridas recibidas y aun infringidas… que desearíamos no hubieran sucedido. Pero solo hay una dirección: hacia el futuro, en este caso, mirando al año nuevo.
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. Salmo 90:12.
Los tiempos, nuestros tiempos, no cambian solo porque lo deseemos o porque estemos cargados de buenas intenciones. El futuro no es un lugar donde huir de un presente que no nos gusta. Las circunstancias no cambian solo porque el calendario así lo dice. No hay nada mágico en un 31 de diciembre. Los problemas, las luchas, el dolor resisten el paso de los años, aun se enquistan y hacen crónicas en muchas vidas. Mejores tiempos no son el resultado de buenos deseos, sino de decisiones correctas.
Es por eso que el salmista pide enseñanza. Un conocimiento genuino que le ayude a navegar por el tiempo, que le preserve de cometer errores innecesarios. Que le hagan sabio, entendido en los tiempos, como aquellos doscientos hijos de Isacar, entendidos, según nos dice la Escritura, en 2ª de Crónicas 12:32, en los tiempos. Ellos sabían lo que Israel debía hacer y cuyos dichos seguían sus hermanos.
Hay un sentimiento generalizado de que el 2020 ha sido un año nefasto, que no nos ha traído nada bueno. Muchos quieren huir de él, refugiándose en el 2021 en lugar de, solo, enfocarse mirando al año nuevo. Yo creo que este año que termina ha sido un año de bendiciones, en el que Dios nos ha enseñado cosas que no sabíamos, al menos en el terreno de la experiencia, quizás si en el teórico. Creo que en el tiempo que viene recordaremos las cosas vividas y nos alegraremos en el amor, la sabiduría y el poder de Dios. Como aquel soldado veterano diremos: ¡Yo estuve en aquella batalla!.
“En tus manos están mis tiempos” Salmo 31:15a.
Esta es la gran declaración de fe que el futuro nos reclama, la única garantía de un bendecido futuro, de un tiempo mejor. Los tiempos reclaman de los hijos de Dios un estrechamiento de nuestra relación con Él. Abandonar la tibieza, el temor en medio de las circunstancias. Ser como aquellos discípulos que en medio de la tormenta no sabían quién iba con ellos, y descubrir la grandeza de Dios.
En un mundo cambiante, donde los principios son removidos una y otra vez, hemos de aferrarnos a Aquel de quien nos dice el libro de Hebreos que es el mismo, ayer, hoy y siempre, a Jesús, nuestro Señor y Salvador, y decir, si el momento lo requiere, como los tres hebreos, que nuestro Dios tiene poder para salvarnos del horno de fuego, más si no lo hiciera, ¡a Él solo adoraremos!.
Jesús nos provee un pasado salvador, en su preciosa cruz, un presente en el que está con nosotros, en todo momento, y un futuro de esperanza, que será culminado con su gloriosa venida.
Feliz 2021. Enfoca tu vida, céntrate en Jesús y recuerda enfocar tu vida mirando al año nuevo.
Juan Francisco Rodríguez Mimbrero