Lo ocurrido con la campeonísima Simone Bales, vuelve a poner en evidencia uno de los males sobresalientes de este siglo XXI: la salud mental. A todos nos ha impactado su testimonio y cómo la presión del éxito ha provocado un estado de ansiedad que la ha llevado a priorizar su bienestar del alma sobre la gloria de ser la gimnasta más laureada de la historia.
Lo cierto es que, nadie puede escapar de la amenaza este mal que agobia a tanta gente que vive bajo la presión de la ansiedad. En concreto, España es probablemente el país de Europa con mayor porcentaje de personas que requieren de medicamentos para superar la ansiedad. Pero, lo peor, es que no es un problema que tenga perspectiva de ser solucionado, más bien al contrario. Caminamos hacia la consumación de un estado social cargado de stress, depresión, ansiedad o, en definitiva, de enfermos mentales. Esto nos lleva a la triste conclusión de que nuestra sociedad es más infeliz, por más que presuma de libertad, progreso o de bienestar.
Quizá, por esta razón, tantos y tantos necesitan vacaciones para descansar o desconectar. Sin embargo, es evidente que tras unos días de vacaciones, toca abordar la mayor parte de nuestras vidas enfrentando la realidad de vivir bajo exigencias cada vez más estresantes. Ya sea para salir adelante o abrirnos camino en la vida. Las vacaciones pueden ser una solución para el descanso físico o para eludir la rutina del día a día. Pero, tristemente, no sirve para solucionar el problema de ansiedad o stress.
Así que, probablemente, cuando tanto expresas tu necesidad de vacaciones, en realidad estás gritando desde tu silencio y soledad del alma la necesidad de ser sacado de un pozo de agobio o ansiedad del que no puedes salir por ti mismo. Es más, esto se agudiza cuando no tienes cita médica a corto plazo, o el psicólogo o psiquiatra no da con la clave que te ayude, no solo encontrar el medicamento adecuado, sino a evitar seguir en esa deriva emocional de la que estás harta o harto.
De cualquier modo, y quien quiera que seas, te comparto irte de vacaciones con Jesús. Incluso, sin cita previa, te aseguro y garantía de financiación. ¿De qué vacaciones te hablo? Se trata de una invitación que Jesús hizo cuando transitó por la tierra:
“Venid a mi todos los que estás cansados y agobiados que yo os haré descansar” (Mateo 11:27). Y es que Jesús, hace dos mil años, ya notó que la gente necesitaba unas buenas vacaciones; Él percibió el mal de una sociedad agobiada y stresada. La exigencia del momento histórico tan opresivo y la necesidad de abrirse camino hacia un futuro incierto por la crisis económica, social, política y religiosa de la época.
Jesús irrumpe con un anuncio que nos muestra el camino de la recuperación. Uno hacia una vida abundante y libre del estrés (pero no del trabajo y la lucha). Ir a Jesús es entrar en el ámbito de “unas vacaciones” que necesita urgentemente nuestra alma. Ese descanso viene como consecuencia de que ir a Jesús es aceptar el perdón de nuestros pecados. De hallar la paz de sentirnos amados, aceptados y ser librados del agobio que significa ser exitosos. Y mucho más ante una sociedad que nos mide por lo que aparentamos, producimos y no tanto por lo que somos.
Recuerda, a Jesús le importas tú y solamente tú. Descansa en su mensaje, en su perdón, en la libertad de vivir lejos del resentimiento, de la culpabilidad o del complejo de sentirte en la necesidad de tener que agradar a quienes te exigen a pesar de sentirte en un pozo seco o en el agobio de tu propia ansiedad.
¿Necesitas unas verdaderas vacaciones? Ya has leído cómo. Ven a Jesús para que puedas hallar el descanso del alma. ¿Quieres saber cómo lograrlo? Quizá este mensaje te haya ayudado a encontrar el modo pero, de todos modos, estamos a tu disposición para escucharte y orar por ti.
Pr. Juan Carlos Escobar