El amor verdadero, ese que te hace sentir completo, según dicen los libros y las películas, es algo que, cada vez, parece más complicado de encontrar. Las relaciones no son como antes, diría mi abuela. Antes, en su época, te casabas con tu primer novio. Y eras novio por carta.
Ahora buscamos algo diferente. La frase “hay que besar muchos sapos para encontrar a tu príncipe” parece un mantra para muchas personas. Tal vez ni nuestros mayores ni nosotros busquemos correctamente.
No digo que casarse con el primer novio sea malo. En absoluto. La felicidad se encuentra de distintas maneras y cada uno de una forma distinta. Pero amor no es dejarse golpear, ni hacer sentir de menos al otro. Y esto se ha dado antes tanto o más que ahora.
Pero encontrar el amor verdadero es otra cosa distinta. Es algo que hay que hacer introspectivamente. Jesús nos dio dos mandamientos, “Amarás a Dios, tu Señor, sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.
Esa es uno de los versículos de la Biblia que más me hace reflexionar. Y es que, si Dios no es lo primero en nuestras vidas, si ponemos otras cosas por delante ¿Qué tipo de amor damos?
¿Es más importante amar el dinero, el lujo, el trabajo….qué a Dios? Hay otro versículo que dice “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33.
Dios tiene que ser nuestro referente en la vida. El centro de ella. Buscar tener una relación personal e íntima con Él. No, no hablo de religión, hablo de relación. No hace falta repetir frases una y mil veces, simplemente acercarnos a su presencia, en nuestra soledad, y, aún a sabiendas de que conoce todo de nosotros, sincerarnos y contarle.
La otra parte del primer versículo, del mandamiento de Jesús, no es menos importante “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Está parte es, muchas veces más complicada. Y es que, muchas veces, se nos olvida querernos a nosotros, o no sabemos querernos bien. Entonces ¿Cómo vamos a ser capaces de querer bien a los demás, si a la persona con la que más tiempo pasamos, no sabemos quererla?
Hay que aprender a querernos, aceptarnos, y no ser tan duros con nosotros por nuestros errores. Y todo lo contrario también. No pensar que somos, valemos o merecemos más que los demás. Eso tampoco es amarnos bien. Ni siquiera amarnos.
Y lo último en lo que quiero que reflexiones hoy es ¿Quién es para ti el prójimo? Por que si piensas que son tu familia, tus amigos… estás muy equivocado.
El prójimo es aquel que te trata mal. Aquel que te intenta hacer de menos. Aquel que te persigue, te hace Bullying o mooving, es que se ríe de ti, quien piensa diferente.
Si, no es fácil. Pero la vida no lo es. Y querer al prójimo y perdonarle, hasta 70 veces 7 por aquel dolor que te ha causado o te causa, te ayuda a ti. A quitar los malos sentimientos de tu vida, a quererte y sentirte mejor, y, desde luego… a amar a Dios amando de la forma correcta: Con Amor verdadero.
P.