Hay fechas especiales en la vida. Fechas que cobran una importancia destacada por alguna experiencia vivida, sea agradable o no. Hay otras fechas que como adultos no nos ilusionan de la misma manera pero a través de los pequeños podemos disfrutarlas aún más. Uno de esos días importantes es el de Reyes, su visita en los hogares donde hay niños pequeños se vuelven un acontecimiento memorable. Es día de ilusión.
Cada niño espera con alegría ese día, y algunos hasta les preparan un pequeño refrigerio para amenizar su labor. Lo que siempre está presente cuando se habla de la visita de los Reyes Magos es la pregunta: ¿Qué tal te has portado este año? Y sus caritas se llenan de ilusión.
Una vez finalizamos nuestro año, resulta fundamental reflexionar, al igual que los pequeños ¿Qué tal te has portado este año? Huir de las reflexiones y evaluaciones nos condena a repetir ciertos errores que podríamos corregir. Esa es una de esas fechas especiales en la vida.
Creo que hemos escuchado todo tipo de frases que califican el año que acabamos hace apenas pocos días. Estoy segura de que, igual que a mí, os hay llegado adjetivos negativos sobre el año pasado. Pero ¿y si por un momento reflexionáramos sobre cuál ha sido nuestra actitud durante ese año?. Evaluar nuestras decisiones, nuestras reacciones, puntos que pudimos mejorar.
Nos podría resultar sencillo evaluar el año pasado como si estuviéramos frente a una ventana, observando lo que sucede a nuestro alrededor como si fuéramos meros espectadores, pero sería una reflexión demasiado endeble. Debemos ser conscientes de que formamos parte activa de lo que acontece. Existe una influencia, en nuestro contexto, que ejercemos, y de la que debemos ser responsables.
En Mateo 5:14 dice que somos la luz del mundo y, una luz no puede ser escondida. En nosotros existe un potencial, (esa a la que he llamado luz), que debe ser aprovechada y disfrutada por las personas que nos rodean. Si nos paramos a examinar el año finalizado y llegamos a la conclusión de que tenemos cosas que mejorar, metas que alcanzar, sencillamente estamos en la dirección correcta. Nuestra luz sólo puede alumbrar nuestro entorno cuando somos conscientes de su existencia. En diferentes ocasiones intentamos esconder nuestro potencial para que nadie vea nuestros errores, porque obviamente existen puntos flacos en nosotros. Pero lo que la Biblia nos indica, es que nuestros puntos fuertes, nuestra luz, nuestros talentos, nuestra buena influencia debe salir a luz.
Dejemos de huir de evaluarnos, dejemos de esconder nuestras habilidades y comprendamos que la mejor respuesta a la pregunta ¿Me he portado bien este año? es: “He dado lo mejor de mí. Me he equivocado muchas veces y otras veces he acertado. Este año, con más fuerzas que nunca, quiero dejar que mi luz brille en medio de cualquier situación que me pueda rodear”. No perdamos esa ilusión. Dejamos que nos llenen esas fechas especiales en la vida. En nuestra vida.
Yanina de Lorenzo