Me encanta pensar o intentar comprender la gracia de Dios. Creo que nadie puede decir en esta vida “comprendo la gracia de Dios por completo”, porque esta gracia que es inagotable. Incluso supera hasta la abundancia del pecado de este mundo, nos sorprende día a día.
Imagínate, por ejemplo, como pudo ser la reacción de la iglesia primitiva al ver a Pablo convertido. Un hombre que asesinaba cristianos, que en su corazón los odiaba profundamente por predicar a Jesús, paso a ser un fiel seguidor de Jesús.
Tan solo la gracia de Dios puede redimir semejante pecado, solo el profundo amor de Dios puede perdonar a un hombre con los antecedentes de Pablo.
Solo Jesús puede hacer este milagro de gracia, dictaminar borrón y cuenta nueva al asesino y hacer que los corazones de los cristianos que perdieron a sus familiares, amigos, hermanos en la fe, puedan al fin, actuar con el inagotable amor de Cristo y que Pablo sea parte de su comunidad.
Un versículo de la Biblia que capta toda mi atención es el siguiente: “Sin embargo, Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia.” Gálatas 1.15 NVI
Esto lo escribe Pablo hablando de su llamado, contando aspectos de su historia a los Gálatas. Él dice que Dios lo apartó desde el vientre, es decir, desde antes de nacer. Indudablemente, LOS PARÁMETROS DE DIOS NO TIENEN LÓGICA.
Mi lógica, como seguramente la de muchos de vosotros, es pensar que si Dios lo consagró desde antes de nacer, toda su vida debe ser resultado de vivir conforme al plan divino desde niño. Pablo aprendió a los pies de Gamaliel, pero fue perseguidor de la iglesia. Evidentemente, en el plan lógico algo no cuadra, algo no queda claro. Pero en el plan de la gracia inagotable y el amor infinito de Dios encaja todo.
Nunca des por perdido tu llamado. Dios desde antes de nacer tiene un plan para cada uno de nosotros. No importa el contexto familiar, no importa tu pasado o tu presente, solo confía en Él.
Si Dios te llamó, entonces él va a cumplir su promesa bajo sus parámetros, no los nuestros, no en el tiempo que nosotros creemos que debe ser, ni tampoco cuando los demás lo dicen. No frustremos nuestro llamado, todavía queda un largo camino por recorrer lleno de oportunidades.
Dios siempre está dispuesto a dar nuevas oportunidades. Hay mucha gente que no puede salir adelante porque ha quedado atada al pasado, porque no se pudo perdonar, y porque tampoco pudo ser perdonada y experimentar la gracia de Dios. ¿Quién soy yo para no dar otra oportunidad? Demos la oportunidad de vivir la gracia y el amor de Cristo a todos.
El plan de Dios con tu vida comenzó desde antes que nacieras. Hoy tienes la posibilidad de darle una oportunidad para que te use, y ser desafiado cada día. Tienes un camino por recorrer lleno de oportunidades.
G.V.