En 2020, hemos tenido que enfrentarnos a muchas cosas de diversas maneras y, quizás, nos hemos dado cuenta que no sirve de nada creer que podemos controlar todo confiando en nosotros mismos, haciendo nuestros propios planes, porque, como en este año hemos experimentado, existen factores externos que se nos escapan de las manos y nos ha tocado luchar contra las frustraciones que nos ha causado esta lucha.
Siempre me he preguntado si mis ideales daban la talla respecto a lo que la sociedad demandaba de mí. Pensando en si algún día podría encontrar mi propia identidad y seguridad, algo que, constantemente, esperan de nosotros hoy en día. Jóvenes valientes, empoderados, seguros, suficientes y muchísimas más cualidades con las que no todo joven se siente identificado. Y esto se ha vuelto un problema.
A nivel personal puedo decir que han sucedido cosas que se me han escapado de cualquier control, pero me he dado cuenta de que no puedo preocuparme en si encajo en lo que esta sociedad pretende, porque difícilmente vas a poder sentirte pleno intentando seguir estándares y roles que no te pertenecen.
Todos tenemos la necesidad de sentirnos seguros y protegidos, queremos luchar contra las frustraciones de nuestra vida. Cuando basamos nuestra seguridad y confianza en las cosas del mundo, solo podemos esperar una decepción tras otra. En la Biblia, en el libro de Efesios, capítulo 2, versículo 10, dice que: “Somos creación de Dios…”. Esto quiere decir que nos hizo a Su imagen y semejanza, y hemos sido creados con la necesidad de ser felices y sentirnos bien con nosotros mismos. Dios nos creó de esa manera y Él es el único que puede satisfacernos.
Tu identidad, seguridad y propósito se ven distorsionados cuando se ven influenciados por una fuente incorrecta. Desde que nos despertamos, sin necesidad siquiera de salir de nuestras casas, somos bombardeados por mensajes mentirosos que atentan contra nuestra identidad; ya sea por redes sociales, televisión, familia, amigos… pero, sobre todo, todas estas cosas están en nuestro corazón, que por naturaleza es engañoso.
Por eso, en este nuevo año 2021, que está a punto de comenzar, deseo que puedas conocer a una persona, Jesús, que es la única fuente que puede proporcionarte una identidad firme, una seguridad y puede hacerte ver que eres valioso y que Él tiene un plan perfecto y exclusivo para tu vida. Que no tienes porque compararte con nadie, ni olvidar el valor que hay en ti, a pesar de tu juventud. Lucha contra las frustraciones que eso te puede traer.
Dejemos de perder el enfoque de nuestra identidad y de creer todas esas mentiras. Hay un Dios, que, por amor, mando a su hijo, Jesús, a morir en una cruz por ti y por mi y Él desea que tú, en este nuevo año, abras tu corazón, aceptes Su muerte y resurrección y así vivir una vida libre de toda mentira por medio de Jesucristo, proporcionarte una seguridad y firmeza en su persona y disfrutar de todos los beneficios que tiene ser un hijo de Dios. Yo lo he experimentado y deseo que tú lo hagas también.