Las redes sociales se han convertido en los últimos 20 años en la mayor fuente de diversión y pérdida de tiempo en los jóvenes. El hecho de poder publicar pensamientos, ideas, fotos de tus mejores experiencias, vídeos con momentos únicos y dignos de recordar junto con la facilitación en la manera de socializar, ha impulsado a estos medios sociales a captar la atención de miles y miles de adolescentes en el mundo. Pero, lo que podría parecer una mejora en la vida diaria, no lo es tanto. Las redes sociales esconden un secreto que está atando a muchos jóvenes hacia la competencia…
El presentar los logros y avances de las personas ha producido un cambio de pensamiento respecto a las redes. Muchos de los muchachos enfocan sus propias redes sociales a la influencia que estos pueden o podrían causar en el ámbito social. De esa manera dejan a un lado su raciocinio, condición o incluso valores éticos para poder encajar su publicación con sus seguidores; Sin importar la repercusión o consecuencia de su difusión, su única meta es conseguir seguidores estableciendo así una jerarquía entre ‘Influencers’ y ‘no influencers’. Cada vez más adolescentes se unan a esta iniciativa, abandonando criterios y tratando de ‘caer bien’ a pesar de todo lo que esto conlleva.
Esta es la nueva identidad de los jóvenes. Subir en número de seguidores y mirando por encima del hombro a los que no tienen tanta cantidad de fans. Y yo me pregunto ¿de verdad esa es la identidad por la que estamos luchando los jóvenes de hoy en día?
Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Somos hechura de Dios conforme a Cristo Jesús. Eso quiere decir que tenemos una identidad mucho mayor que una simple foto o una ordinaria publicación, Somos creación de Dios.
2 Corintios 5:17 nos relata: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas“. Jesús mostró su amor incondicional muriendo por ti en la cruz. No le importaba cuantos seguidores o likes pudieras tener, él ya te amaba antes intentar mejorar tu imagen. Ese acto marcó un antes y un después en tu vida. Te dio una nueva identidad con la que vivir. Un tesoro único con el que puedes enriquecerte mucho más que con simples difusiones con falsas identidades, tratando de mostrar lo que no eres. Dios te ama. Con Jesús puedes tener una nueva dirección de vida, que es vivir conforme a su voluntad agradándole con todo lo que hagas.
José Antonio Carmona