Reflexionando en este tiempo, parece que ha sido ayer, sin embargo ya pasaron 545 días que vivimos una situación que nadie esperaba. No estaba en nuestra agenda, ni habíamos imaginado algo parecido. Pero la pandemia nos ha revelado muchas situaciones que eran nítidas, reales y muy verdaderas, principalmente dentro de nuestros hogares. Eso es el reflejo de lo que estamos viendo en la sociedad.
Nos hemos dado cuenta de que estábamos juntos, bajo el mismo techo, pero, a la vez, distantes. Conectados con el mundo de muchas maneras y desconectados y desapercibidos con lo que estaba ocurriendo tan cerca nuestra: En la familia, amigos cercanos, comunidad de vecinos, compañeros de trabajo….
Cuando de repente, las noticias empiezan a llegar de todas las partes del mundo, ¡cuántas personas se iban muriendo a cada día!. Hemos visto como la desesperación ha ido tomando posiciones, poquito a poco, y de la nada nos vemos confinados.
El confinamiento nos ha revelado muchos detalles, el aumento de los números de divorcios de una manera terrible. Desde que se desató el brote del COVID-19, los nuevos datos e informes que revelan que se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo, la violencia en el hogar. Tras seis meses de pandemia, la OMS nos decía como se han multiplicado, de manera alarmante, los casos de ansiedad, depresión y estrés.
También he observado, como en muchos casos, las muertes eran tratadas simplemente como números. Muy triste. Son situaciones que nos han preocupado mucho, pues están totalmente relacionados con las familias, y la familia es la base de la sociedad. Quizás, al leer las informaciones anteriores te has preguntado ¿Cómo podemos arreglar esta situación, tan difícil, tan real que estamos viviendo? Creo que la palabra clave para este momento es la “reconciliación”. Es el acto de eliminar un estado de enemistad entre dos personas convirtiéndolas en amigas.
La reconciliación rompe con las distancias, restaura los corazones heridos, restaura lo que estaba roto, produce sanidad en el seno familiar, rompe con las barreras que antes nos separaban, pero, lo principal es que la reconciliación deja atrás muchos prejuicios y nos ayuda a ver el futuro de una manera diferente.
Hace muchos años atrás, el hombre se ha equivocado en su decisión y ha roto su relación con su Creador, Dios. La Biblia dice que el hombre pecó y al pecar el pecado le separó de Dios. Al separarse de Dios, el hombre perdió sus valores. Se ha equivocado en muchas decisiones, pero hay algo muy interesante en la Biblia, pues ella no encubre los errores de nadie.
Encontramos en la Biblia muchas familias que vivieron momentos de conflictos, separación, enemistad, errores que, ciertamente, serían encubiertos en otras situaciones. Pero, al ver Dios que el hombre estaba separado de Él, decide reconciliarlo, a través del sacrificio de Cristo, su único hijo. Es decir, Dios reconcilia al mundo entregando a su hijo. En 2 Corintios 5:18-19 dice: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo por lo que Jesucristo hizo”.dicho en otras palabras, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo con él, no tomando en cuenta nuestros pecados, declarando que las cosas viejas pasaron y que todo se ha hecho nuevo”. Hoy, tenemos la oportunidad de acercarnos a Dios, a través de Jesús.
¡Querido amigo, esta sería la mejor decisión que puedas tomar! Al reconciliarte con Dios, Él te ayudará en tu día a día, ayudándote en todo. Él tiene planes para tu futuro, y a partir de esta decisión, ¡empezarás a vivir un nuevo capitulo de tu historia!
Pr. Marcelo Pinto