“Estos son los nombres de los valientes que tuvo David (…) Urías heteo; treinta y siete por todos.”
2ª Samuel 23:8 y 39.
Decimos, confesando la Palabra del Señor, que toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2ª Timoteo 3:16.
Todo cuanto está escrito en nuestras Biblias contiene un mensaje personal de Dios a nuestras vidas.
La historia de Urías es una historia turbia. Es la clase de historia que preferiríamos silenciar, ocultar bajo un velo de vergüenza y tratar por todos los medios de olvidar.
Quizás, me aventuro a imaginar, el escritor sagrado comenzó a enumerar los valientes que habían luchado al lado de David, y al escribir el versículo 38 se detuvo, intento pasar al siguiente capítulo y el Espíritu Santo le detuvo y le dijo; -no olvides a Urías heteo, pues yo no me olvidado de él.
Urías significa;-Mi luz es el Señor. Urías fue un soldado valiente y fiel, a pesar de no ser israelita de nacimiento, pues era hitita, se comprometió con Israel y con su rey David por completo. Tenía una bella esposa, Betsabé, de la que en un día nefasto se encaprichó ni más ni menos que su rey. Fue traicionado por todos aquellos en quienes confiaba, y acabó muerto asaeteado a los pies de la muralla que atacaba obedeciendo, sin excusas, las órdenes que recibió de su general, Joab.
Todos, en algún momento de la vida, hemos sido traicionados, incluso, y lo que más nos humilla, hemos traicionado a alguien que confió en nosotros. Alguien nos sepultó, y también hemos cavado tumbas que hemos querido sellar con la losa del olvido.
Dios trató con David, y no en una manera superficial, podemos leer en los sucesivos capítulos del segundo libro de Samuel, pero David supo escoger el camino del arrepentimiento, lo vemos en el Salmo 51, uno de los más hermosos de los Salmos.
¿Pero, que pensar de aquellos que han sido traicionados, olvidados, que tristemente los hay?. Más bien, ¿Qué decir si has sido tú el que ha sufrido la traición, aun el abandono?. Hay situaciones en las que a los hombres nos faltan las palabras, quedamos mudos, desarmados de argumentos, sin saber que hacer.
Romanos 8:28 nos dice; – y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a sus propósitos son llamados. Este es un versículo que en la medida que se nos hace más cercano, más difícil se nos hace de entender, pero es una verdad rotunda que debemos de considerar.
No trato de dar respuestas, pues no las tengo todas, quiero hacerte pensar en todas esas situaciones sufridas, difíciles de entender, pero que están ahí. Una cosa me impresiona. No solo Dios no se olvidó de Urías al dar la lista de los valientes de David, sino que en la genealogía de Jesús, Dios vuelve a recordarle.
Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
Mateo 1:6.
Dios no te olvida.
Juan Francisco Rodríguez Mimbrero